“Fue en una pequeña hacienda llamada Quilca, por más señas en la provincia de Huamachuco. […] En Quilca nací la noche del 4 de noviembre de 1909”, escribió Ciro Alegría Bazán en su libro de memorias Mucha suerte con harto palo (1976). A 116 años de ese acontecimiento en el hoy distrito de Sartibamba, muchas cosas han cambiado, entre ellas, existe la Universidad Nacional Ciro Alegría.
Desde su infancia, la literatura recorrió por sus venas, es así que su nombre fue, literalmente, extraído de las páginas. “Mi tía Rosa, […] a quien la censura familiar solo permitía leer libros inocuos, habíase encantado con La isla misteriosa de Julio Verne, y más con el personaje central de la obra, llamado precisamente Ciro. Escribió entonces a mi padre, pidiéndole que me pusiera tal nombre y él, que le tenía grande cariño […], así lo hizo”, recordó Ciro Alegría.
Escritor, político, educador. Ciro Alegría fue desterrado a Santiago de Chile cuando tenía 25 años. Y es ahí donde escribió sus novelas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939), y El mundo es ancho y ajeno (1941); todos estos ganadores de concursos literarios.
“En la narrativa de Ciro Alegría encontramos una palabra muy importante: ‘justicia’. La lucha constante de los campesinos por acabar con el abuso. Siendo la UNCA, una universidad andina, encarna todo lo que Ciro Alegría retrataba en sus novelas, como está la inclusión en los exámenes de admisión para democratizar la universidad”, destaca el historiador Francisco Moreno.







